Mensaje del Rector

Asamblea General Ordinaria del Colegio de Abogados de Nuevo León, A.C

“Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”. Albert Einstein

¿Pero, Qué cualidades y virtudes debe tener el abogado?

Para iniciar me permito traer a colación los principales fundamentos de 8 decálogos de abogados, reconocidos entre el año de 1303 hasta 1987; del estándar ético de la abogacía signado por nuestro Colegio en junio del presente año y de nuestro código de ética, se infiere el perfil del abogado:

Es honesto, no prejuzga, es diligente, digno, con arrojo, tolerante, sincero, independiente en su pensamiento, lógico y verídico; estudia para alcanzar la sabiduría, es responsable al aceptar una causa; no subestima al contrario, es prudente, firme, culto y tiene sentido de justicia. Con la práctica de estas virtudes y con una entrega apasionada dignifica la abogacía.

La abogacía en México es de las profe­siones más antiguas de la vida pública y privada de México. No existe en la historia del país una profesión que haya ejercido mayor influencia en sus destinos, ni dejado una huella más honda en su devenir.

Por ello; la licenciatura en derecho es una de las carreras más populares; de acuerdo con estudios del Centro de Enseñanza y el Aprendizaje del Derecho, A.C. (CEAD[1]) para el ciclo escolar 2018-2019 existen 1911 instituciones de educación superior que ofrecen la licenciatura en derecho; el 91% son instituciones privadas y tan solo el 9% públicas; entre el año de 2013 y 2019 cada semana se incrementó 1.7 escuelas. Desde 1945 hasta 2016 solamente se han entregado cerca de 673 mil cédulas, la mitad de éstas fueron expedidos entre 2007 y 2016.

No obstante, el cúmulo de profesionistas que participan como operadores del derecho, el Estado mexicano tiene grandes retos; el incremento de la violencia y la forma aterradora en la comisión de los delitos de alto impacto, la impunidad, la ausencia de amor a la patria de algunos sectores de la sociedad; los problemas del medio ambiente, el caos ante la inmovilidad física y estresante de las personas en las ciudades; el problema de la rendición de cuentas y la ausencia de la participación de los ciudadanos en el diseño de las políticas públicas. Por ello, más allá de un sistema jurídico del que debemos ser críticos y propositivos, debemos promover una conducta ética, los principios y valores en nuestro entorno para recuperar la convivencia en una plena paz social.

Ahora bien ¿Por qué estar colegiados?

Al ejercer el derecho fundamental de la libertad de asociación e identidad, es encontrar un ambiente en el que se comparte el conocimiento e intereses comunes que le permitan ser un profesional que garantice a la sociedad la defensa correcta y adecuada de sus intereses en la prestación de servicios de  calidad; que el ejercicio profesional sea conforme en un código de ética; ser promotor de la cultura jurídica; sobre todo, sentirse respaldado por los demás colegiados en caso de representar asuntos en los que pueda sentirse intimidado o amenazado por su contraparte o de cualquier poder.

Al igual que los países desarrollados en los que los colegios de profesionales como el nuestro tienen una considerable influencia sobre la estructura del Estado, debemos seguir impulsando hasta que se haga realidad la colegiación obligatoria; para lo cual trabajaremos en iniciativas de ley a efecto de que los colegios profesionales y el ejercicio de las profesiones tituladas, desde luego garantizando la estructura interna de cada colegio y su funcionamiento democrático.

Una de las objeciones, la más fuerte, que se ha hecho a la colegiación obligatoria, es que ésta contraviene el principio de libre asociación, al respecto, debemos aclarar; que todo principio tiene excepciones, la excepción en este caso es que las asociaciones de profesionistas titulados, tienen un carácter especial, este consiste en la necesidad de una actualización permanente de conocimientos y una debida certificación la cual debe ser refrendada conforme a la ley, tareas que deben ser propias de los Colegios, lo mismo que la formación práctica de los abogados.

Por ello, el compromiso que asume este Consejo Directivo, integrado por destacados postulantes, de quien me honra presidir, además con el sabio consejo de los ex rectores; con independencia de los poderes político, económico y religioso; asumiendo un pensamiento crítico, con la investigación y mejores prácticas del derecho a través del control ético de los colegiados; fortaleceremos la cultura de la legalidad y del Estado democrático de derecho; así, seguiremos dignificando nuestra profesión, asumiendo en conciencia la necesidad de adoptar una norma de educación continua que conduzca a la certificación, dada la exigencia para adquirir habilidades y competencias para enfrentar los retos actuales.

Finalmente hago alusión al tercer postulado del decálogo del Lic. Carlos Francisco Cisneros Ramos, al recomendarnos “Confía en tu saber, laborando sin tregua y sin descanso para hacer prevalecer los supremos valores del Derecho: Orden, Certeza, Seguridad, Justicia y Paz Social”.

José Manuel Cardona Monreal

Monterrey N.L. a 6 de diciembre de 2019


[1] CEAD, Centro de Enseñanza y el Aprendizaje del Derecho, A.C.